Segunda escapada riglera de la temporada. Esta vez el objetivo era quitarse tres de las 67 escaladas que tengo pendientes para este año y la cosa fue bien porque cayeron la Galletas, la Mosquitos y la normal de Peña Sola de Agüero.
Riglos mola una vez se te quita la paranoia de que los bolos estos que parece que van a soltarse de un momento a otro. Y luego siempre esconde alguna que otra sorpresa. Hace un par de semanas con la fiestuqui de la inauguración del traspaso del bar el puro (foto de arriba todavía con el sombrero de inaugurar bares a la mañana siguiente) y este último finde con el Picazo, con quien estuvimos desayunando el viernes.
El caso es que el viernes tocaba la Galletas. Vía interesante por la chimenea que tiene para salir. Curiosa la reunión metido allí adentro, pasando frío, medio a oscuras y tratando de que el montón de cuerda no se pringase demasiado por el guano de las palomitas (¿Será corrosivo?). La cosa fue bien y además, estuvimos dándonos un paseito por las puntas del fire, donde habrá que volver a quitarse el trabajo pendiente número 27.
El sábado había que apretar un poco más el ojete, así que tiramos para la Visera a hacer la Mosquitos, que la recorre de refilón sin llegar a meterse en todo el tomate por fortuna. Fue una vía muy bonita y conseguí mantener la dignidad hasta después del trono. A partir de ahí tuve que tirar de pedal el siguiente largo, pero prometo volver a hacer las cosas bien.
Arriba saliendo del trono, poco antes de perder la dignidad.
Por la tarde visitamos el nuevo centro de interpretación de Riglos, nos pusimos hasta el culo en la pastelería de Ayerbe y visitamos el castillo de Loarre, para que luego no digan que somos unos salvajes.

Y me quedan todavía cinco cosillas por allí. Así que habrá que volver.
Juanillo.