"El reino de los bolos es
particular
si llueve no se moja, desplomado
está
Agárrate. Y vuélvete a
agarrar,
que a base de aceros se puede
llegar.
Acerin, acerán, otra panza me
vendrá,
que si en libre no se puede con las trampas
se podrá."
Hacia tiempo que teníamos hambre de una salida del GEC. Y
el momento llegó el fin de semana pasado cuando el Presi, Encerrado y Lagarto
Juancho nos fuimos para el reino de los mallos (o mejor dicho: el de la
patata).
Pero no solo hay patatas pegadas a esas paredes. También
se navega entre sandias, pepinos, nueces, balones de baloncesto y hasta una laja
tamaño coche que es el trono de la mosquitos. Unas se caen y otras no, con lo
que vas escalando con el mosqueo característico de esta escuela que hace que se
te asome la cabeza de la tortuga mientras vas subiendo.
Y Riglos nos trató bien: buen tiempo, buena comida y
bebida, un gran ambiente en el refugio (saludos a la rubia) y sobretodo buena
gente (Saludos a Dominique).
El sábado pinchamos en la murciana, pero hicimos la
Mosquitos de la visera, donde los tres fuimos entronizados en el antepenúltimo
largo, ya que nos subimos al trono de pie con dignidad, y no apoyando el culo y
de espaldas. Carlos pudo tachar esa vía de su lista de deberes. El domingo fue
el turno del mallo Flechin, que tampoco defraudó, aunque para mi gusto la roca
estaba algo suelta. De todos modos, viendo como evolucionaban las cordadas que
había en la visera, creo que todos nos sentimos un poco mas mataos de lo que
somos.
Fue una pena no tener mas tiempo para quedarse mas días.
Porque hay muchos deberes allí por hacer. Habrá que volver.